Desorden estructural de primer nivel
Existe una situación común en algunos de los clientes para los que trabajo que dirigen empresas familiares, y que han incrementado o disminuido su volumen de negocio. Es el desorden estructural de primer nivel.
La empresa familiar como toda organización, necesita que el orden sea motor de motivación para la posible renovación de lo que en un primer momento sirvió para emprender el negocio, ahora quizás deba reinventarse, para adaptarse al nuevo tiempo en la que la organización se esta desarrollando.
Teorías
La teoría del orden reduccionista nos dice que. “el caos es el orden en movimiento”, y estoy completamente de acuerdo con ello, es por ello que desde mi punto de vista es necesario experimentar fases de auto-cuestionamiento personal y empresarial.
Un tema esencial para que el gobierno de la empresa sea efectivo, es poner en orden la conformación accionarial de la empresa.
Los socios que constan en las escrituras de propiedad de la empresa familiar es necesario que participen, como mínimo de la junta anual de socios, por coherencia, por responsabilidad personal y colectiva.
Para mi es aconsejable que se pueda marcar un calendario de reuniones, con la frecuencia adecuada por el volumen de la
compañía, donde la persona que la dirige, expondrá al resto los datos numéricos necesarios que reflejen la realidad mas ajustada al presente.
Es habitual que haya en la sociedad empresarial miembros que posean acciones y que, por historia, o por tratarse de una supuesta equidad familiar, o simplemente porque el emprendedor así lo dispone, tienen una presencia escasa o nula en la actividad relacional, o de gestión de la empresa.
Me refiero a personas que directamente no están para nada involucradas en la estrategia a seguir de la empresa, están los nombres, y a veces a las personas ni se les espera.
Si hay socios de la empresa familiar, no están comprometidos con la misma, es totalmente necesario que renuncien, traspasen o vendan sus acciones a los miembros que si están comprometidos.
Estructurar esta situación, permite que la comunicación entre los distintos sistemas se aclare para la persona o personas que están al frente de la empresa o quieren participar de manera activa en la estrategia de la misma.
A su vez significa que no se entremezclen conversaciones entre los diversos sistemas en que los miembros están correlacionados. Y los roles estén claros, los familiares y los empresariales.
La pertenencia a un grupo se basa en el compromiso personal dirigido al mismo grupo, y este compromiso grupal revierte a las personas en su relación de manera afectiva.
Al aclarar las participaciones accionariales y los roles en los que cada socio desea participar, la persona que dirige o el equipo de dirección obtiene una comunicación con los socios clara, concisa, veraz, en la que los juegos psicológicos o de poder,
desaparecen del escenario.
La persona que dirige la empresa familiar, tiene la oportunidad de auditar su actividad, y ofrecer la oportunidad a los socios a un cuestionamiento de la misma basado en datos y no en suposiciones, pareceres o creencias individuales.
Así como, de esta manera se crea un espacio donde los socios, asesores y la dirección se focalizan en todo momento a los objetivos acordados.
Con ello la empresa familiar cubre las necesidades de estimulo, estructura y reconocimiento.